La biblioteca de Agos

Por un feliz problema de distribución y falta de espacio, mi biblioteca quedó dividida en dos partes. Así que decidí que esta división me iba a servir para representarla mejor. Les muestro cómo está hoy en día:

Por un lado, tenemos una sección un tanto más académica o clásica. Digo académica ya que la mayoría de estos títulos me los pidieron o los use en alguna materia de la facultad; soy, por si no lo saben, estudiante de la carrera de Letras en la UBA hace ya cinco años. Como pueden ver hay libros de Cortázar, Sábato, Borges, Victor Hugo, Dickens, Woolf, Almada, Shakespeare, el manual de García Negroni, y libros de mitología griega entre otros.

Pero muchos de estos libros los heredé de mi abuela materno quien, por lo que me contaron, también era un gran lector y tenía una biblioteca de ensueño. Incluso hoy en día sigo queriendo tener algo similar a lo que él había armado. Así que no todos los compré yo y no todos están leídos, tengo una gran pila de pendientes.

Quiero hacer una mención de honor para mi colección de Gredos, maravillosa y perfecta editorial. El día que mi mamá aceptó comprarme está colección fui muy feliz. Esta es la colección Grandes autores de la literatura no costó más de $300 cada libro de tapa dura y se compraba directamente en los puestos de diarios. Si bien no todos los tomos de la colección llegaron a la Argentina me alegra muchísimo tener parte de estas bellas ediciones.

Por el otro lado, tenemos una sección que es, casi, fundacional. Muchas de mis primeras lecturas se encuentran entre estos libros y muchos de los libros que me marcaron están acá. Esta parte está un tanto más organizada. Tengo un estante para todo lo que es suspenso, crimen, thriller y similares; uno de los grandes orgullos es tener todos los libros de John Katzenbach. Tengo otro estante donde están todas las sagas y trilogías entre distópicas y fantásticas, como Harry Potter, Percy Jackson y Los juegos del hambre. Un estante donde tengo los libros más románticos y dramáticos, como Alice Kellen, Laia Soler, Mike Lightwood, Benito Taibo, entre otros. Y, por último, un estante incompleto donde tengo mis clásicos más preciados.

En ese último estante pueden encontrar los libros de Austen, porque amé Orgullo y prejuicio; así que para mi pertenece a este sector que me fundó en el mundo literario. También pueden encontrar los de Alcott porque fue uno de los libros con los que más me enojé. Un día ví la película de 1994 de Mujercitas y me encantó. Después me enteré de que era una adaptación; lamentablemente siempre quise saber un poco más de los romances de las mujercitas, en especial de Jo y el profesor. Después descubrí el resto sus libros y se me pasó el enojo.

Harry Potter fue, es y será una de mis sagas preferidas. Amo perderme entre los pasillos de Hogwarts, conocer gente de esta hermosa comunidad en los eventos y leer fanfictions que muestren lo que podría haber pasado. Les aseguro que hay una gran cantidad de fanfictions sumamente geniales tanto de este fandom como de otros, solo es cuestión de buscar.

Los libros del tío Rick, porque ya no es solo Percy Jackson, que tanto adoro y que, al día de hoy, me siguen haciendo emocionar. Percy Jackson fue la primer saga que me leí en prácticamente en una semana, pasó mucho tiempo como para recordarlo con exactitud. Hay algo en la forma de narrar de Riordan que me hizo querer aprender más para poder comprender todo lo que estaba diciendo. Saber los mitos para ver las variaciones que estaba implementando.

También tengo este espacio donde pongo los libros que recién compre o me regalaron, aquellos que forman parte de mi TBR y, por supuesto, mi kindle que nunca puede faltarme. Me gusta tenerlos cerca y, a falta de mesa de luz, los junto acá.

Ambas partes de las bibliotecas están llenas de pequeños objetos que guardan algún significado para mi, ya sea por el lugar del que provienen, por quien me lo regaló, o por lo que es. La mayoría son souvenir de fiestas de quince, del secundario, de viajes que hicieron a San Luis, Córdoba, Rusia, Estados Unidos. Como pueden ver soy fan de las lechuzas, tengo más de diez.

Antes de empezar la carrera me di cuenta que era difícil seguirle el ritmo al crecimiento de mi biblioteca y estar segura de qué libro tenía y qué edición tenía; y si era difícil también lo era para la gente que me queria regalar un libro. Por lo que, hace seis años, decidí armarme un excel con toda la información que me parecía relevante y con el tiempo creció y mutó a lo que es hoy: una archivo de cálculo de drive con once hojas. Ordeno el archivo según las bibliotecas a las que necesito seguirles el ritmo, mi biblioteca personal física, mi kindle, los libros que imprimí para la facultad, la biblioteca de mi casa y la de mi abuela. También tengo una hoja donde anoto los libros que quiero comprar y aquellos que quiero vender (cada tanto toca sacar aquello que no gustó).

Así que ahora saben un poco más de mi por medio de mi biblioteca, pero quiero cerrar con una frase que resume lo que siento por ella. No, no es la frase de Borges; por muy hermosa que sea siento que le falta algo. Quiero cerrar con una frase Benito Taibo que supo poner en palabras todo aquello que siento por mis adorados libros:

“Tabla para el náufrago, escudo para el bueno y horca para el ruin, paraguas para el sol y la lluvia, capote de torero, ladrillo que hace paredes que hace casas que hace ciudad que hace mundos. El libro es jardín que se puede llevar en el bolsillo, nave espacial que viaja en la mochila. arma para enfrentar las mejores batallas y afrentar a los peores enemigos, semilla de libertad, pañuelo para las lágrimas. El libro es cama mullida y cama de clavos, el libro te obliga a pesar, a sonreír, a llorar, a enojarte ante lo injusto y aplaudir la venganza de los justos. El libro es comida, techo, asiento, ropa que me arropa, boca que me besa mi boca. Lugar que contiene el universo”


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