Otoño Alemán | Liliana Villanueva
Ficha técnica
Editorial: Blatt & RíosPáginas: 312
Año de publicación: 2019
Género: No ficción- Crónica
Sinopsis
En la noche del 9 de noviembre de 1989 una noticia urgente se transforma en Historia: cayó el Muro de Berlín. En esos días y meses cuando el mundo cambió para siempre Liliana Villanueva, una joven arquitecta argentina que acaba de mudarse a Berlín, se convierte en circunstancial testigo de la Historia. Una caminata por la ciudad, un viaje al Este un concurso de urbanismo, una noche en un tren pero sobre todo las historias de las personas a uno y a otro lado del Muro son los temas y protagonistas de este libro que también es memoria y testimonio personal, además de la historia de una amistad y un canto a Berlín y a su gente.Opinión personal
En unos días se cumplirán 30 años de uno de los acontecimientos más dramáticos de la segunda mitad del siglo XX, la Caída del Muro de Berlín. Hito histórico que representará el comienzo del fin de la U.R.S.S, y con él las posibilidades de conceptualizar una vía alternativa al capitalismo. Sin embargo, este libro no ahondará en esa mirada. Este es a lo sumo un diario, una bitácora de viaje, que concentra la experiencia personal de la autora, que rehuye al dato duro académico y se hace de la gente. Liliana es una graduada de arquitectura de la Universidad de Buenos Aires, que se muda a Europa con una beca de posgrado para después irse a vivir a Berlín y trabajar en unos de los estudios más prestigiosos de la Alemania Occidental, que es lo mismo que decir República Federal de Berlín, que es lo contrario a decir República Democrática u Oriental.
La narración es una reconstrucción de los hechos siempre fragmentaria a partir de notas, recuerdos y podemos arriesgar un cacho de ficción.
La primera parte del libro cuenta la estadía de Liliana a los 20 años. A lo largo de su viaje conoce una variedad de personas (más bien personajes: chistosos y entrañables) que sobresalen por su propia extravagancia y son testimonio vivo de una energía particular de la juventud de Berlín. Todo es nuevo, poderoso e insurgente. A la orden del día están las relaciones por carta, las visitas que marcan una vida, las risas que todavía resuenan en el oído de la nuestra protagonista, y las dificultades ante lo extraño.
El relato también da cuenta de la etapa de reunificación,y expone los avatares o malos entendidos de los que está hecha la historia con mayúscula. Por ejemplo cuando el orador de la República Democrática deja escapar antes de lo previsto la decisión de Gorvachov de liberar la fronteras... en una conferencia a las 3 de la mañana. Se hace también de momentos intrascendentes, en los que se juegan lo enorme, en los cuales se potencia el ridículo al mismo tiempo que la grandeza. Una de las escena más interesantes que se relata es cuando los alemanes del Este (Ossis) con la posibilidad de viajar al Oeste, en vez de gastar la plata en tiendas caras, compran bananas y uvas. La ciudad se encontró inundada de cáscaras y semillas en cuestión de unas horas.
Desde lo “formal” la autora combina estas notas y recuerdos, con las fotografías sacadas de ese momento, que develan el imperfecto, la fractura. Se juega entre varios géneros, un tipo de trabajo que ella se anima llamar “transgénero”.
Cosa hermosa: La narradora se detiene en las diferencias entre la lengua alemana y la española, que hacen a su entender a modos de vivir y sentir diferentes. El lugar cobra una importancia compositiva y temática especial que atraviesa los gestos de las mismas personas que deambulan las calles. Atenta a las estructuras del lenguaje, disgrega y hace adivinanza de las frases alemanas, digno guiño a los traductores, que hacen un trabajo titánico.
Si bien tardé en terminar el libro, sobre todo por conflictos exteriores, siempre salía renovada de la lectura, con una mirada fresca de aquello que me rodeaba. La forma de narrar ligera, apasionante, divertida y cercana me daba un respiro en los días de la semana y me proveía de energía.
La autora también publicó “Sombras Rusas” (2017) por la misma editorial. Habiendo leído primero este libro que abarcaba su vida como corresponsal en Rusia, tuve que ir a comprar “Otoño Alemán” recién salido de la imprenta, escondiéndome de los pendientes que reposan en la biblioteca. Y no me decepcione. Si en la Rusia de los 90 todavía podía oler las ruinas de la sociedad comunista; en Berlín veo de primera mano las relaciones a veces conflictivas y otras empáticas entre alemanes de uno y otro lado.
Ahí van cachitos de entrevistas con distintos medios:
Fotos sacadas de Infobae
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